Sin duda es un misterio el vínculo que hay de una madre con su hijo, no hago menos a un papá y no quiero sonar feminista (para nada). Pero no me dejarás mentir que es sabido de todos, que el Día de las Madres es más venerado que el Día del Padre… ( a propósito, ¿cuándo es? … es chiste).
Hay frases tan trilladas como “Madre sólo hay una”, “celebrar a mamá debe ser todo el año”, o la clásica canción de Denisse de Kalafe “A ti que me diste tu vida tu amor y tu espacio…” , canción con la cual, aún el más ingrato de los hijos puede llorar.
En México mencionar a “Mamá”, puede ser muy común. Recordarle a alguien a este ser tan hermoso, llega a ser una ofensa pues obvio, a “mamá no se toca”. Se menciona a mamá para arriba y para abajo, aquí y a allá e irónicamente también usamos éste nombre para hacer menos algo, o alguna situación (si lo usamos en diminutivo). Pero el 10 de Mayo, este día especial el regalo perfecto se convierte en una plancha, lavadora, o sartenes, lo que se convierte en un círculo vicioso, pues quizá, nuestra mamá, recuerde a nuestra abuelita con esos regalos.
La mercadotecnia, es otro caso. Nunca deja pasar una oportunidad para “vendernos” la dirección de cómo mostrar el amor, el cariño, la felicidad, con cosas materiales y hacer a nuestra mamá la más dichosa y orgullosa de todas. Qué ironía, podemos ser los hijos más malagradecidos todo el año, pero éste día con un regalo quizá creemos arreglar todo. Claro, no digo que es hermoso honrar con un día a nuestra madre, y además hacerle un presente muy bien merecido, pero obvio, pensar en algo que sea del agrado de ella, y sólo para ella.
La situación es que, en verdad celebrar a mamá es todo el año, y aún cuan trillado suene, creo que a mamá la hacemos más feliz cuando correspondemos a ese amor que nos da, cuando escuchamos sus consejos y llevamos una vida digna que ella se sienta orgullosa. Aprovechando éste espacio, quiero resaltar algo de mi mamá, y que sin temor a equivocarme, sé que la mayoría tiene esa misma capacidad de amar….y es que a pesar de todo lo que he fallado, en una ocasión ella me mencionó: – Hija tú nunca me has defraudado, y siempre te amaré- en ese instante, lloré moqueando, pues días antes había hecho cosas de lo peor, sin embargo, vi esa capacidad de una madre de perdonar, y aunque sé que no se le olvida, tienen un gran corazón. Y he ahí ese vínculo misterioso que mencionaba al principio, y que hasta que sea mamá supongo lo entenderé.
Es ese vínculo que la hace saber cosas como si fuese vidente, y nos lo recalca con frases como “Tú vas y yo vengo” o ese súper poder que me asombra: “¿Si lo encuentro qué te hago?”. Es media rara esa frase de “Madre sólo hay una”, digo rara, pues todas ocupan las mismas frases y casi mismas tácticas para sacarte la verdad de alguna fechoría que hayamos hecho. Pero sí efectivamente… Madre sólo hay una. La mía es única para mi. Y aunque hay muchas mujeres a las que le llaman igual, a la única que le agradezco ese esfuerzo para que humanamente llegara al mundo, y esos cuidados y desvelos cuando he estado enferma… es a ella… a quien le puedo llamar Mamá.