Por: Jo Cobos
En una plática de patio con mi mamá y mis hermanos, comentábamos la cercanía de las votaciones electorales para la elección de diputados y gobernador de nuestro queridísimo Veracruz.
“¡No hay a cuál irle!”, decía mi hermano quejándose del bajo perfil de los candidatos, y afirmaba que no iría a votar.
Mi mamá nos observaba.
Yo comenté que me había encontrado a un amigo involucrado en la campaña del partido azul, quien afirmaba que la tenían ganada, por lo menos en la diputación, asegurando el desagrado que generaba la candidata tricolor.
En el momento del encuentro me atreví a preguntarle de sus propuestas concretas y solo dijo que traía buenos proyectos para los maestros (con pleno conocimiento de que yo doy clases).
Mi hermano defendía su postura, afirmando que de algunos candidatos no se sabía mucho e incluso no tenían experiencia en la administración pública, externando nuevamente que él no iría a votar.
En una entrevista publicada por el diario digital 24 Horas, de acuerdo con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, estas han sido las campañas más despiadadas, donde los participantes se han tirado con todo valiéndose de la desacreditación de sus contendientes para ganar las elecciones, situación que se ha vuelto costumbre en nuestro país, donde la conocida Guerra Sucia se ha convertido en “el pan nuestro de cada día”, en épocas de campaña.
Fueron 2 largos meses de escuchar acusaciones de acciones corruptas, vínculos con el narcotráfico, relaciones fuera de matrimonio y riquezas mal habidas, entre otras. Poca o nula información de propuestas y argumentos que nos hicieran conocer el perfil del candidato y su posible trabajo como servidor público.
Se dice que de los 12 estados que efectuarán elecciones este 5 de junio, Veracruz ganó la corona con el más sucio proselitismo de la historia.
Por eso creo que no podemos regalarle el voto a nadie. Tenemos derecho a elegir, a externar nuestra opinión y que nuestro voto sea contado a favor del partido y/o candidato de nuestra preferencia. No ejercer ese derecho es regalar nuestro voto, porque es bien sabido que aún no se puede hablar de elecciones trasparentes en el país, por muchos vigilantes electorales que se tengan.
Las autoridades de México han perdido credibilidad y para recuperarla es necesario participar en estas acciones donde como ciudadanos, evitemos que nuestro voto se lo otorguen al partido que elija alguien ajeno a nosotros.
Por eso, yo los invito a que se informen, a que lean el historial de vida de los candidatos que hoy luchan para ganar un puesto político, desprestigiando a sus oponentes. Porque es necesario que tengamos presente que una persona es quien ha demostrado ser toda su vida, no quien dice ser en los últimos 5 minutos.