A unos cuantos días de haberse inaugurado los tan esperados juegos olímpicos en la ciudad de Rio de Janeiro, con el desfile de presentación de los países participantes, entre un maravilloso espectáculo de luces, música y fuegos artificiales, la cereza del pastel fue la colocación del pebetero (pira olímpica) en una escultura diseñada para que una vez que el reflejo de la llama olímpica la alcanzara, lanzara destellos simulando al Sol.
Y debemos admitir que después de la decepcionante apertura de la Copa Mundial en Brasil 2014, (la cual en su momento fue considerada la peor apertura en la historia de la Copa Mundial de Futbol), muchas personas esperaban expectantes que la Inauguración de los Juegos Olímpicos no fuera también un fracaso, y no lo fue.
Pero no todos esperaban con ansias la Inauguración de los Juegos Olímpicos.
Brasil es uno de los países con mayor índice de pobreza, y actualmente su gobierno cuenta con una considerable desestabilización tanto económica como política.
En televisión sólo nos mostraban el evento de Inauguración desde dentro del estadio Maracaná y algunas vistas aéreas, pero no nos mostraban lo que sucedía a los alrededores del Estadio.
La imagen a continuación, me hizo ver la realidad de lo que para miles de brasileños significó ser sede de los Juegos Olímpicos.
No todo es fiesta y diversión para la mayoría de los brasileños. Dejando de lado de que el estadio no hubiese podido albergar a una mayor capacidad de personas en su interior, no todos pudieron darse el “lujo” -porque para muchos ciudadanos realmente era un lujo- de asistir al evento (el precio es de 600 reales = 6600 pesos mexicanos aprox. Y sin agregar los gastos de hotel y transporte).
A pesar de que el Comité Olímpico Internacional aporta a los países sede de los Juegos Olímpicos cierta cantidad de dinero para la organización de los eventos, el gobierno del país debe tener un fondo para sufragar varios de los gastos de construcción y tener aparte un fondo para cualquier incidente o cancelación que surja (que vamos a ser sinceros, dada la situación económica del país, dudo que haya un fondo para incidentes).
Y la realidad es que, muchos de los ciudadanos no estaban de acuerdo con que el gobierno hubiese aceptado el ser sede de los Juegos Olímpicos, ya que el dinero invertido en estos eventos, no va a mejorar la vida de la población en general, y el dinero obtenido con el turismo y las ventas, no será gran cosa comparado con lo invertido.
Para muchos países, el hecho de que Brasil haya podido organizar tan bien los Juegos Olímpicos, es algo digno de aplaudirse –no lo niego- pero, ¿qué pasará después de estos eventos? ¿Habrá un mayor crecimiento económico para el país, o continuarán con una mayor crisis? Sólo queda esperar…