Por Ruth Ayala:
Por allá de los años 60, la contracultura “Hippie” comenzó a apoderarse del mundo. Jóvenes estadounidenses se sumaban a este movimiento masivo en que el rock era el juglar que llevaba los mensajes. Multitudes se manifestaban en contra de la guerra y se negaban a participar de las matanzas sin sentido. Bob Dylan se preguntaba en el tema “Blowing in the wind”: ¿Cuántas veces deben sonar los cañones para que se prohíban para siempre? Sigue fresca en la memoria colectiva la imagen de Jimmy Hendrix tocando el himno estadounidense en Woodstock con su Fender distorsionada emulando los sonidos de la guerra, los bombardeos y ametralladoras acribillando los barrios de Vietnam…
En el 69 Johnn Lennon nos decía desde su cama en pijama con Yoko Ono : “Dale una oportunidad a la paz” y dos años más tarde nos cantaba la mejor utopía echa balada en “Imagine”. Jimm Morrison con su voz hilarante nos cantaba la historia del soldado desconocido. The Rolling Stones, Black Sabbath, Queen, Bob Marley, The Sex Pistols, Marvin Gaye, U2, Pink Floyd, Green Day, Pearl Jam, The Cranberries… leyendas, pilares del rock y la música moderna, que cantaban sobre la libertad, la paz, el amor.
Hasta nuestros días siguen retumbando en el eco de la historia, y el rock de nuestro tiempo intenta seguir los pasos de la protesta, de la denuncia. En México bandas como Caifanes y Maná también se han asumido como voceros en contra del abuso, la política, la censura, el sistema. Porque el rock no es un look. No es solamente un ritmo o una moda pasajera. Es la parte más real y auténtica en la industria de la música.
50 años han pasado desde los inicios del movimiento hippie, que cantaban contra la guerra y la represión. Terminó la guerra fría, cayó el muro de Berlín… y 50 años después la gente sigue muriendo por las mismas razones: la ambición, el poder, el dinero. Las fantasías del “Peace and Love” parecen cada vez más inalcanzables, los tristes acontecimientos recientes lo confirman. Ante los civiles inocentes que han muerto, ante los niños asesinados sin piedad, los rehenes y secuestrados, los huérfanos, las familias enteras desplazadas por la guerra… el rock seguirá manifestándose a través del arte. ¿Y las cantantes de pop? ¿Y los reguetoneros? ¿Y el Komander? Ah! Seguirán moviendo el trasero y luciendo espectaculares, escribiendo sobre sexo desenfadado y seguirán cantando historias de balaceras, teiboleras y “bucanas”…