El rebelde de Liverpool
Por: Ruth Ayala
8 de diciembre de 1980, John Lennon es asesinado a tiros por un “fan” en Nueva York…. a 35 años de su partida, la herida sigue abierta, el vacío musical que dejó crece cada día.
Junto a Paul Mcartney formó el dúo más exitoso del rock’n roll, juntos hicieron de los Beatles la mejor banda de la historia. Siempre extrovertido, su sinceridad y espontaneidad se tornaban peligrosas. Sarcástico, mordaz, en pocas palabras un genio natural. Abandonado por sus padres, vivió con sus tíos quienes lo alentaban para que estudiara y dejara la música porque eso no le dejaría nada bueno. Expulsado de las escuelas por ser un alumno despreocupado que dibujaba historietas, el informe de los maestros rezaba: “Sin esperanzas, es un payaso en clase, hace perder el tiempo a sus compañeros”. En su último intento, entró al Colegio de Artes de Liverpool, en el que también desertó por interrumpir las clases y sentarse en el regazo de una modelo desnuda en la clase de pintura…
Incapaz de quedarse callado, en las entrevistas siempre decía lo que pensaba sin el más mínimo reparo, el “somos más famosos que Jesucristo” o sus fuertes críticas a los Estados Unidos por la guerra de Vietnam, lo convirtieron en el blanco de Nixon y el FBI. Su amor liberal y desenfadado con Yoko Ono, escandalizaba a muchos. Drogas duras, LSD y mariguana, fueron detonantes para sus letras surrealistas.
Tras la disolución de la banda, se convirtió en un duro crítico de los sistemas políticos, sin temor afirmaba que el mundo era gobernado por maníacos con fines maníacos. Protestaba abiertamente en contra de la guerra, temas como “Give peace a chance” o “Imagine” se volvieron himnos pacifistas. Participaba y apoyaba abiertamente a la izquierda norteamericana. Por esto desde 1970 el FBI le seguía los pasos, intervenían sus teléfonos y grababan sus conversaciones, su archivo clasificado crecía cada vez más…
Rebelde por naturaleza, le encantaba provocar y retar a la autoridad, a la monarquía, a Estados Unidos… Se describía a sí mismo como alborotador y no le molestaba en lo más mínimo. Era su destino revolucionar la música, atraer las miradas, poner a una nación y un gobierno de cabeza con una palabra, con una canción. Con él murió gran parte del sueño pacifista de la contracultura de los 60 y 70. Murió también la utopía de un mundo sin divisiones de raza, sexo o religión. El mundo sigue llorándole, pero casi nadie sigue su sueño, su ideal. Cantamos “Imagine” pero no paramos las guerras, la violencia, la maldad.
Un asesinato a lo gringo, 35 años después nadie está convencido de la versión del fan loco. Las muertes de Marilyn Monroe o los Kennedy, nos hacen ser muy malpensados. Pero, aunque se ha ido, su música perdura en el tiempo, atraviesa la historia, porque apagaron su vida pero no su recuerdo…