Amor, tragedia…y otras exquisiteces.

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Por: Gerardo Herrera

Sabemos que está cerca la grande y celebrada fecha del día de los enamorados, pero, ¿qué celebramos en verdad?, ¿amor, amistad, devoción?

Es curioso el ver como esta humanidad encuentra necesario dar una festividad a cada día del año, desde el día del gato hasta el día internacional de la bolsa plática (es cierto, investiguen si no me creen), y no es malo, pues de igual manera pienso que muchas fechas merecen ser conmemoradas por el mensaje moral y humano que desea darse (día internacional de la lucha contra el cáncer, VIH, etc.).  Y, ahora, es cuando viene el grandísimo “pero”. De verdad necesitamos fechas como “el día del amor y la amistad”, no me mal entiendan con estas palabras: de verdad pienso en lo bonito de esta conmemoración, que un día del calendario este feriado para recordarnos que existe el amor y amistad en un mundo que parece irse día a día más al garete; sin embargo, es necesaria tanta parafernalia.

Globos, rosas, chocolates, osos de peluche ¿son realmente necesarias todas estas cosas para demostrar un sentimiento afectuoso hacia alguien? Mi punto es: ¿desde cuando lo material pasó a ser tan importante? Creo que la respuesta a esto es sencilla: somos simples víctimas de las mercadotecnia y tendencias del mercado, así de sencillo.

Y después de esta sencilla introducción, que vendría más adecuada a una cavilación filosófica sobre los “por qué” de una fecha connotada, paso a lo que de verdad me ataña. Libros.

Sabemos muy bien que las historias que más venden son aquellas donde se explota la idea del sexo y la muerte hasta hartarnos, si combinamos ambas ideas tenemos un súper boom literario (de allí que las historias con moribundos enamorados sean las más vendidas). Muchas de ellas están bien contadas, otras solo explotan la idea de un amor “trágico” añadiendo grandes tintes de novela rosita disfrazados de dramatismo.

No vengo a recomendar libros, ni tampoco a convencerlos de leer lo mismo que yo. Simplemente quiero hablarles de unos cuantos títulos que a mí me agradaron, donde los romances no son forzados, cursis ni mucho menos ridículos.

Quiero comenzar con una historia que, si bien no está en las páginas de un libro, y quizá me pueda ver hasta cierto punto infantil, no pude evitar dejarla de lado (puede que a varios les provoque un momento de nostalgia).

Cardcaptor Sakura

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Fue un manga elaborado por CLAMP allá en la década de los 90’s y principio del 2000. Por qué incluirlo en esta lista, pues simple y sencillamente por la historia de amor tan simple pero conmovedora que se narra a lo largo de sus páginas. La mayoría conoce a Sakura gracias a su anime, aunque dentro del manga existen ciertas diferencias en cuanto a la serie, sobre todo en el inicio y final del mismo. Tomo a tomo acompañamos a Sakura en su búsqueda por las Cartas Clow que fueron liberadas al quedarse Kero dormido (en el anime es ella quien las libera). Nuestra protagonista está enamorada hasta los huesos de Yukito, el mejor amigo de su amigo Touya, quien siempre se muestra amable, atento y servicial (en pocas palabras, el hombre perfecto). Pero con la llegada de Shaoran las cosas vendrán a complicarse un poco más, sobre todo en los últimos tomos cuando se revela la verdadera naturaleza de los sentimientos de él hacia Sakura.

sakura-card-captor3 A diferencia del anime, que necesitó de una película para dar concluida la historia romántica de ambos, en el manga todo termina de manera más sencilla pero no por ello menos romántica. Como dato curioso, las CLAMP nunca han creído en los finales felices; sus historias tienden a ser fatales y cargadas de tragedia (podemos citar X-1999 o Tokyo Babylon, con los cuales el contenido Shojo se reducía solo al estilizado diseño de sus personajes), pero Sakura fue la excepción a la regla, dejándonos un bello final donde el amor logró prevalecer (aunque Kobato, otro manga de su autoria, también termina de manera feliz).

Fangirl

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La siguiente novela es Fangirl de Rainbow Rowell, quienes hayan estado leyendo las anteriores publicaciones ya sabrán de que va la historia, y para los que no les invito a leer la reseña. Aquellos que andan más perdidos que la Gaviota en una fiesta de etiqueta, les paso a dejar un breve resumen. Fangirl nos narra la vida de Cath, una chica súper friki que está como las cabras por una serie de libros de un famoso mago llamado Simon Snow (la versión de Harry Potter en el universo de Rowell), su manía por él la ha llevado a escribir un fan-fiction en el cual Simon y Baz (el archienemigo del primero) están enamorados (cualquier parecido con el universo Slash es pura coincidencia). En fin, que nos topamos con las inconvenientes de ser una chica enamorada del fiction que estudia literatura, donde las inseguridades y el miedo a salir de tu cascaron te obstaculizan el camino, un camino en el cual, al final, te esperan amigos de verdad, una familia, y el amor sincero de un chico que se viste de negro, pero es más dulce que los algodones de azúcar. Otro dato curioso: la autora acaba de publicar Carry on, la novela de Simon Snow.

Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo

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De Benjamin Alire Sáenz nos cuenta la historia de dos amigos “chicanos”, quienes viven en el paso. Todo está contado desde la perspectiva de Dante: descubrimos sus inseguridades, la forma tan extraña que tiene de demostrar sus sentimientos, y los demonios que le atormentan desde la niñez hasta que se transforma en un adulto. Por mucho fue uno de los mejores libros que leí el año pasado, tanto que fueron dos veces las que lo leí (y quizá le una tercera este año). La parte final culmina con un momento tan romántico como quizá cliché (una noche admirando las estrellas recostado sobre la parte trasera de tu camioneta, acompañado de la persona que amas) aunque es tan adecuado a la situación que se puede obviar ese pequeño detalle. Dato curioso: el autor está preparando una segunda parte, esta vez narrado desde el punto de vista de Dante (quedarán cautivados por Dante, es una joya de chico).

Te daría el Sol.

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Otro libro de corte juvenil que terminó enamorándome, de Jandy Nelson, donde nos cuentan la vida de dos hermanos gemelos: Jude y Noah. Cuando niños eran inseparables, pero un suceso fatídico ocurrido en esa etapa los separo al punto de casi no dirigirse la palabra. La narración es alternada, donde Jude nos cuenta toda la historia vista desde el presente, y Noah desde el pasado, sucediéndose la narración hasta llegar al punto donde ambos tiempos se cruzan, revelándonos el porqué de aquella ruptura en su relación fraternal. Le libro nos lleva a explorar hasta qué punto las mentiras pueden destrozar toda una familia y al final estallarnos en la cara, pero que las segundas oportunidades existen, por lo que no debemos de mostrarnos temerosos de tomar el riesgo para afrontar lo que el futuro nos tenga preparado, pues solo nosotros forjamos el presente y construimos el futuro. En cuanto a la parte romántica, me gustaría decir que Jude tuvo un papel destacado en esto, pero estaría mintiendo, Noah y Brian se roban las escenas más “fangirleras”, aunque debemos culpar a la autora por ello, pues a mi parecer le dio más protagonismo romántico a Noah que a su gemela (ella también tiene sus momentos, pero no destacan tanto como los de su hermano, sin embargo, la parte final de ella y Oscar en la playa fue memorable). Dato curioso: el libro está plagado de arte por todas partes; Noah tiene un talento magistral como dibujante y pintos, mientras que Jude se destaca como escultura; por lo que el arte no solo se narra, lo sientes como algo palpable en cada página.

Flores en el Atico 

 

Para finalizar hablaré de Flores en el ático, una tragedia en toda la extensión de la palabra. V. C. Andrews, la autora de este libro (el primero de una saga de 5), fue una mujer parapléjica que vivió casi toda su vida atada a una silla de ruedas, por lo que supo reflejar ese sentimiento de ansiedad en cada una de sus obras. Flores en el ático nos narra la historia de los Dollanganger, cinco niños que por asares del destino terminan confinados a la lóbrega y sobrecogedora solead que solo un viejo ático puede evocar. Cathy es nuestra narradora, quien página a página nos hace testigos de su trágica infancia. Ella y su hermano Chris tienen que fungir como los padres de Cory y Carrie, mientras su madre pasa la mayor parte del tiempo con el moribundo abuelo, intentando ganarse de nuevo su amor y, por ende, figurar como la heredera de toda la fortuna Foxworth. Serán victimas del desprecio por parte de su abuela, quien les repetirá hasta el cansancio que son la semilla del diablo. El amor que nace en este libro es prohibido, escandaloso, pues hablamos de la relación romántica que nace entre dos hermanos, quienes no han tenido a nadie más que ellos mismos para sobrepasar las noches más frías en el viejo ático y su amor paternal para con los pequeños gemelos, quien terminan viendo a Cathy más como madre que como hermana. Recuerdo que al terminar de leer este libro quede con un sentimiento de completo vacío en el estómago, por lo que les digo: no es para cualquiera; es trágico, cruel y depresivo, pero vale la pena darle una oportunidad, la narrativa es preciosa y los personajes están perfectamente perfilados. Y el dato curioso es que existen dos películas basadas en este libro; de la primera solo me gusto el soundtrack, pues dejaron muchas cosas de lado, como la relación incestuosa, en cuanto a la segunda he de decir que fue una mejor adaptación, también tuvo sus errores en una que otra parte, pero me encantó más que la primera.