Por: Cesia Carrillo Clemente
“De amor no se vive” … bien lo repetían las abuelitas. Dicho que está sumamente, bien dicho. Un oso de peluche, unas rosas, una carta de amor, u otras cosas son parte del “romanticismo” de este siglo o de la expresión de amor, pero… de amor no se vive. Así que “Panza llena corazón contento”. No hay cosa mejor como una cena romántica. Sin embargo, todo esto implica una suma de dinero grande. Que si bien es algo lindo, es superficial y no implica realmente el famoso “verdadero amor” que tanto vemos en las películas.
Como en todas las celebraciones, la mercadotecnia hace uso de los sentimientos y emociones del ser humanos, para ser movidos al consumismo, y muchas veces implica irse a “ensartar” y vender el riñón con tal de entrar en el mundo que nos ofrece el mercado, en este caso, el cual llamamos amor.
Cierto, de amor no se vive y es necesario comer. Sin embargo, muchas veces rebasamos (en este caso, más las mujeres) una simple expresión de amor, y nos sentimos, nos ofendemos, pues queremos más, y si no hay algo romántico y lindo que nos regalen, pues el 14 de Febrero, fracasó.
Una cena en los mejores restaurantes nos cuesta, mínimo $1000.00, (mínimo), más la gasolina del transporte, más el presentito, agregando quizá un lugar extra a dónde ir, una noche del 14 de febrero, nos sale un ojo de la cara. Lo genial, es que al otro día, todo vuelve como si nada.
Amor…didas… el mercado consume algo tan lindo como es el amor (ya me estoy poniendo cursi). Algo que rebasa un sentimiento, y se convierte en acción. Obvio, nadie rechaza un ramo de rosas, y una cena (más si son unos tacos) pero no pensemos que este día se hace, por unos regalos, donde el color rojo prevalece y corazones son el símbolo primario.
En las calles, muchos vendedores salen, con cositas que expresan eso que durante todo el año no pudimos enunciar. A veces son cosas muy extrañas que terminan seguramente a la basura, pues son muy innecesarias.
No quiero parecer el Grinch del 14 de febrero. Sólo expreso que con todo se lucra, aún con este, gran y maravilloso don del ser humano, que es el amor. Y lo fincamos en cosas vanas.
Disfrutemos de este día, sólo que hay que ser sabios a la hora de comprar. Y hacernos quizá unas preguntas que nos ayudarán: ¿Es necesario? ¿Tengo el presupuesto?
Nunca quizá, encontraremos el regalo perfecto para darle al ser amado. Pero no te ensartes, aunque claro está, que un esfuerzo de nuestra parte (eso es lo realmente valioso) se agradece, porque obvio… de amor no se vive.