Por: Jo Cobos
Múltiples son las acciones que se realizan en este mes de marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer, celebración reconocida y celebrada en muchos países del mundo.
A nivel local podemos poner de ejemplo las actividades realizadas por diferentes organizaciones gubernamentales y ONG’s (Organismos No Gubernamentales), que trabajan en la lucha por la equidad de género, y eso me invita a reflexionar sobre si realmente son acciones encaminadas a mejorar el estado de la mujer en nuestra sociedad.
Desde que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) firmó en 1945 el primer acuerdo internacional para afirmar el principio de igualdad entre mujeres y hombres, este organismo ha ayudado a crear un legado histórico de estrategias, normas, programas y objetivos acordados internacionalmente para mejorar la condición de las mujeres en todo el mundo.
Con los años, la ONU y sus organismos técnicos han promovido la participación de las mujeres en condiciones de igualdad con los hombres en el logro del desarrollo sostenible, la paz, la seguridad y el pleno respeto de los derechos humanos. El empoderamiento de la mujer sigue siendo un elemento central de los esfuerzos de la Organización para hacer frente a los desafíos sociales, económicos y políticos en todo el mundo.
De acuerdo con el mensaje de la Sra. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de la Mujer 2016, “hemos visto progresos en todo el mundo, pero siguen existiendo grandes obstáculos para lograr la verdadera igualdad de todas las niñas y las mujeres”.
“Es preciso insistir en el aumento de la participación de las mujeres como una de las condiciones necesarias para una Agenda 2030 con inclusión. El liderazgo de las mujeres no cuenta con el reconocimiento suficiente por lo que debe manifestarse con una mayor participación en los órganos de toma de decisiones. Cada una y cada uno de nosotros es necesario (en nuestros países, comunidades, organizaciones, Gobiernos y en las Naciones Unidas) para garantizar que se adopten acciones decisivas, visibles y cuantificables bajo el lema “Un planeta 50-50: Demos el paso por la igualdad de género”*.
Entonces, promover y reconocer la participación de la mujer en el desarrollo de cada comunidad es permitirle participar, opinar y tomar decisiones, trabajando junto a los niños y los hombres para contribuir al empoderamiento de las naciones, erigir economías más sólidas y sociedades más saludables.
Se reconoce el trabajo de los diferentes organismos por celebrar este día con actividades como eventos de activación física, jornadas de belleza y demás, pero la lucha por la equidad de género no es tratar bien a la mujer un día del año o regalarle una plancha, una lavadora o licuadora para disminuir su trabajo diario en la cocina.
En pláticas de café, alguien por ahí externó que la equidad de género sería también promover la celebración del día internacional del hombre, sin entender que en nuestra sociedad machista, exceptuando el 8 de marzo, el resto de los días parece celebrarse al “sexo fuerte”.
Me he percatado que en algunos casos es necesario irse al extremo opuesto para poder encontrar poco a poco el punto medio. Tal vez sea el caso de la equidad de género, tema sobre el cual se trabaja desde hace ya varias décadas.
Nuestra sociedad mexicana, machista de hueso colorado, donde las mismas mujeres promueven esta mentalidad, ha trabajado mucho para lograr que la mujer desempeñe puestos directivos, y después, por otorgarle el mismo sueldo que se le da a un hombre en niveles similares; ha trabajado por incursionar en los círculos políticos, área destinada anteriormente solo para hombres; ha luchado por hacerse oír y no ser observada como un atractivo visual incapaz de pensar y establecer juicios enriquecedores.
Celebrar el Día Internacional de la Mujer es que el hombre le reconozca el trabajo diario dentro y fuera del hogar y compartir con ella las responsabilidades y obligaciones de la casa, colaborar en el compromiso cotidiano de la educación y cuidado de los hijos; respetar su individualidad y espacio; cooperar en los gastos de la casa; vivir bajo los principios de tolerancia y respeto; reconocer su status de líder y administradora.
Hay mucho trabajo por delante… sin duda, y es necesaria la labor diaria para lograr cambios mínimos en esta sociedad donde aún se encuentran hombres que se atreven a decirle a una compañera de trabajo, que ese no es lugar para ella.
¡Qué pena que en lugar de caminar lado a lado, haya hombres que se sientan amenazados con la presencia del sexo débil!
*http://www.unwomen.org/es/news/stories/2016/3/ed-statement-iwd#sthash.hhiU622B.dpuf