Por: Flora Celia Palacios RuĂz
A 106 años de su fundaciĂłn, la Cruz Roja Mexicana, sigue padeciendo la ausencia de una poblaciĂłn que parece cada dĂa más apática a su labor, pero tambiĂ©n es afectada por la demagogia reiterativa de la clase polĂtica que sin más, cita discursos vanos que en lo práctico no sirven de nada a esta noble instituciĂłn.
Este año, la meta se centra en lograr 350 millones de pesos, esto para seguir interviniendo en el apoyo a las personas en situaciĂłn de emergencia mĂ©dica, cifra que no sĂłlo se podrĂa lograr sino rebasar, si tan sĂłlo existiera más calidad moral en todos, menos corrupciĂłn y mayor interĂ©s en quienes realizan la tarea que pocos se atreverĂan, porque Cruz Roja representa la buena voluntad de pocos y el interĂ©s protagonista de muchos.
Más allá de la entrega de ambulancias, que cada año se hace, la Cruz Roja Mexicana en cada una de sus 536 delegaciones requiere algo más que la palmada en la espalda o una fotografĂa de la gente que ama aparecer en las primeras planas, sĂ, la Cruz Roja necesita crear la cultura de ayuda, promover y hacer mucha labor en el trabajo conjunto, en transparentar sus administraciones, no sĂłlo dentro las zonas de atenciĂłn mĂ©dica, sino en las oficinas y el personal que manejan sus recursos.
Pareciera que Cruz Roja está sola, que a nadie le compete mantenerla viva, que las 5.9 millones de atenciones médicas y los 1.4 millones de servicios de ambulancia que realizó el año pasado no bastan para que todos y cada de nosotros volteemos y demos una ayuda (monetaria, en especie o en tiempo), porque como siempre se ha dicho, nadie está exento de requerir de sus servicios; por tanto las instituciones educativas, deben realizar mucha labor para conocer las implicaciones de pertenecer, requerir y estar dentro de Cruz Roja.
2016 representa el reto de reunir 350 millones de pesos, hagamos cuentas, si los ciudadanos con automĂłvil deben de cubrir una donaciĂłn voluntaria a partir del pago de sus impuestos vehiculares, bien pueden hacerlo todos los servidores pĂşblicos, desde ayuntamientos hasta ese gentĂo que enarbola el tĂ©rmino de representante del pueblo (diputados, senadores, magistrados, presidentes y gobernadores), que si donan – de igual forma voluntaria- un dĂa de su salario no se mueren de hambre como el resto de la poblaciĂłn nacional y entonces sĂ, la Cruz Roja Mexicana, serĂa de todos y todos serĂamos parte de ella.