Por Ruth Ayala
*Los Grammy Poop Awards…
Que tal rockers y amantes de la buena música, ya después de la empalagada de amor y chocolates aderezada con globos de helio en forma de corazón, llega ésta amargada para escribirles su dosis semanal de intolerancia musical.
El pasado lunes 15 de febrero se llevó a cabo la edición número 58 de los Grammy Awards en el Staples Center de Los Ángeles. La noche prometía ser espectacular con los esperados tributos a David Bowie y Lemmy de Motörhead. Aunque también se esperaba un poco de contraste con otros performances que más adelante destrozaremos, perdón, analizarenos.
No todo pudo ser hermoso, nada es perfecto y mucho menos los Grammy. Últimamente ya los alcanzó la sequía de la industria, antes era exclusivo, realmente había artistas muy buenos y cero comerciales. Sin embargo un adjetivo que se me ocurre para los nuevos Grammy es “popular”. El que una cantante como Taylor Swift sea la gran ganadora de la noche junto con el rapero Kendrick Lamar (no me pregunten quién es, no tengo la menor pinche idea), me deja un amargo sabor. Recordando las galas noventeras de estos premios, me remonto a 1995, donde los artistas más galardonados fueron Sheryl Crow, Tony Bennet, Bruce Springsteen y Eric Clapton. Una leve diferencia…
Los performances que salvaron la noche? Lionel Richie quien también fue nombrado Persona del Año. Por supuesto, Lady Gaga homenajeando a David Bowie con una poderosa actuación llena de tecnología, visuales, y su presencia imponente. Hollywood Vampires con Alice Cooper y Jhonny Depp rindiendo tributo a Lemmy, vocalista y fundador de la banda legendaria Motörhead. Y la favorita del mundo hoy por hoy, Adele cantando “All I Ask” acompañada sólo por un piano.
Justin Beber fue tan gris que me ahorro las letras. Taylor Swift, no lo sé, sus shows en vivo me quedan a deber. Pero lo que cerró la gala es para mí, una debacle total de la credibilidad de los Grammy Awards: Pitbull “cantando” El taxi, con bailarinas perreando en el escenario y Sofía Vergara intentando mover el trasero. Me pareció por momentos estar contemplando una entrega del Grammy Latino o Premios Lo Nuestro. Es una clara muestra de la popularización, y de que un Grammy en la vitrina ya no vale lo que valía hace 15 años. Si una rubia que escribió una letra que dice: “Shake shake shake, shake it off, brake brake brake” es la triunfadora de la gala, creo que algo ya no anda muy bien con los criterios de premiación…