Y llega el día de los descuentos en electrométricos, floristas que harán de este martes su mejor negocio para apabullar conciencias o para recordar como cada año, que tenemos madre.
Disculpen distinguidos lectores y a riesgo de ofender los valiosos corazones de hijos memorables, seres en peligro de extinción, tomarme el atrevimiento de recordarnos que este país es un país con muy poca madre. Muy contradictoria la apreciación si pensamos que nos ufanamos de ser precisamente “unos hijos de la malinche”.
Yo veo muchos hijos desatendidos producto de este mismo mecanismo de producción-consumo, que en sí mismo no es tan malo, lo malo es precisamente eso, que nos consuma, y entonces es mejor él y la que más tiene y no, el o la que es mejor. Veo muchas madres que se interesan más por parecer ser una familia, que por trabajar en fortalecerla de verdad.
Mi reconocimiento a aquellas madres que, aunque se saben con hijos desatendidos y que producto de ello ahora son amenazas, los defienden como a un niño de seis meses indefenso. Ese, de verdad es amor de madre. Reconozco a todas aquellas madres que lo primero que enseñan es a defenderse y no dejarse de nadie, aunque para ello se tenga que hacer uso de la violencia “tú no te dejes, pégale también”.
Vale reconocer a todas aquellas que por “garantizar” los alimentos a sus pequeños, acceden a cualquier capricho del señor, aunque para ello tengan que violentar los derechos primordiales de sus hijos. Mención especial a aquellas mujercitas que luchan hasta morir por “el bienestar” de sus hijos, incluso aunque tengan que tomarlos como rehenes en una pelea cuerpo a cuerpo, demanda a demanda , para hacer entender al sacrosanto padre que la manutención del hijo va más allá de lo que estipula una ley , el monto a otorgar debe y tiene que salir del corazón, si no es así, creo que no vale la pena hacer de ellos un motín, que por cierto, no persigue otro fin, que el de hacerle la vida de cuadritos al señor.
Y podríamos seguir mencionando casos de mujeres heroínas que en nombre de los hijos hacen todo lo posible y hasta lo increíble; gracias a ellas y disculpen, es su día; ya vendrá el del padre, que tenemos funcionarios, arquitectos, ingenieros, maestros, boleros, curas y etcéteras, nocivos para esta sociedad, una sociedad que los albergó en sus calles y edificios abandonados, en casas con hombres y mujeres que les prometieron amor a cambio de obediencia. Una sociedad que los arroja uno a uno a la aventura. Señoras: todo hijo que se siente abandonado incluso teniéndola a un lado, será presa fácil de todo aquel que le prometa un gramo de atención. Señoras: hagamos de este día un día de reflexión, una especie de inventario. Escuchemos a los niños, atendamos a los jóvenes que luego con los adultos ya no hay mucho qué hacer.
Y como en los sistemas de cobranza: si usted ya hizo lo suyo, trabajó día a día, fortaleció sus emociones y abrazó a sus hijos haga caso omiso de este mensaje, cierre sus ojos y disfrute en plena conciencia de los logros obtenidos, ojo, logros de seres humanos cálidos y respetables; lo material es la ganancia. Cierre sus ojos para recibir el agradecimiento no sólo de sus hijos, sino de todos aquellos que han constatado el resultado de las buenas hechuras; Felicidades.