¿Te imaginas un reality show tan salvaje que hasta el mismísimo Stephen King diría “ya se pasaron”? Bueno, eso es The Running Man, una historia que nació en 1982 (cuando King se disfrazaba de Richard Bachman para publicar cosas más oscuras) y que ahora vuelve a la pantalla con una nueva adaptación.
La premisa es brutal: en un futuro no tan lejano, el programa más visto de la tele no es un concurso de baile ni de canto… es una cacería humana. Los “Corredores” tienen que sobrevivir 30 días mientras un escuadrón de asesinos profesionales les respira en la nuca. Cada paso, cada giro, cada intento de huir se transmite a millones de espectadores que están más enganchados que a su serie favorita.

Ahí entra Ben Richards (Glen Powell), un héroe de a pie, un hombre de clase trabajadora que, desesperado por salvar a su hija enferma, acepta entrar al juego porque ya no le queda de otra. El productor, Dan Killian (Josh Brolin), es el típico tipo encantador… pero con corazón de piedra. Te sonríe mientras te empuja al matadero.

Lo que nadie esperaba es que Ben no solo corre: pelea, piensa, se rebela. Y eso lo convierte en el favorito del público. La audiencia sube, los ratings explotan… y con eso también peligra la vida de Ben. Porque cuando un sistema está construido sobre sangre y espectáculo, un hombre que decide no seguir las reglas se vuelve una amenaza.
Así que prepárate: entre cazadores, conspiraciones y una nación entera pegada a la pantalla, The Running Man promete una historia donde sobrevivir es apenas el primer nivel.
