Por: Cesia Carrillo Clemente
La Navidad está por llegar y las ventas de locura definitivamente ya comenzaron. Los negocios desde hace un mes son saturados con adornos de fiestas decembrinas, y las listas para Santa Claus se están alargando. Es la época de “Navidad consume Navidad”.
La verdad es que el sentido de ésta celebración se ha olvidado y convertido en materialismo. Los comerciales en los medios de comunicación llegan a nuestra mente tratando de llamar a la felicidad y la menara de alcanzarla, al momento de adquirir éste o aquél producto. Y son aprovechados con mucha asertividad a nuestros buenos deseos, las ganas de mostrar cariño y amor, y nos convencen que la mejor forma de hacerlo, es a través de consumir.
Ésta época es una buena oportunidad para reunirnos con la familia o amigos, lo que indudablemente, celebrar la navidad significa gastos. Pero lejos de dejarnos llevar por el consumismo, podemos tener en mente de las necesidades reales que hay, de las cosas que podemos prescindir aunque no podamos presumir.
En realidad, las ventas navideñas son una gran derrama económica en beneficio de los comerciantes. Desde los vendedores de pinitos navideños, las nochebuenas, los departamentos de jugueterías, etc. Sin embargo, para los consumidores a veces no es de gran satisfacción al término de las fiestas, porque de ahí llega la gran famosa Cuesta de Enero. Es por ello, que antes de comprar debemos analizar cómo hacer una buena compra, y tratar de no “ensartarnos” en los pagos a crédito que terminaremos pagando hasta la siguiente navidad.
Sin duda la Navidad es de las fechas más alegres para algunos, y para otros de la más deprimente. Pues hemos sido envueltos por la mercadotecnia, y ya sea que haya quienes puedan gozar de la oportunidad de gastar y celebrar, como también que existan personas que se quedan con las ganas de tener algo para “celebrar”. Es por esa razón que tanto bien como para mal, podemos ser afectados en la Navidad. Por ese motivo, debemos hacer un alto en pensar en el motivo principal y también en lo que transmitimos a las generaciones jóvenes.
Además podemos hacer a un lado el basar nuestra felicidad si tenemos esto, o aquello en manera material. Y comenzar a disfrutar lo que tenemos de manera intangible quizá. Como lo es la amistad o el cariño de la familia o alguien más a nuestro alrededor.